El pensamiento es la actividad y creación de la mente. La mente va creando pensamientos en basa a las experiencias que tenemos o las emociones que sentimos. De las experiencias que tenemos, saldrá una interpretación de los hechos que estemos viviendo y de ahí se provocará una emoción u otra. Si la experiencia la estamos interpretando como positiva nuestras emociones serán positivas. Nos sentiremos contentos, en calma, felices. Pero, si nuestra interpretación de dicha experiencia no es agradable, se despertarán emociones de miedo, tristeza o enfado. Cuando empezamos a sentir todas estas emociones, el pensamiento se dispara y empieza a sacar todo tipo de conclusiones. Estas conclusiones las intenta sacar para intentar anticipar posibles peligros, intentar que estemos alerta para pasar a la acción, intentar protegernos de algo. ¿Qué pasa?… Qué muchas veces no podemos pasar a la acción porque no existe ningún peligro real. Sino que nuestra interpretación es de peligro y eso hace que el pensamiento se dispare. Los humanos tenemos dos tipos de pensamientos: el consciente que es donde nosotros queremos dirigir la mente porque concuerda con el tipo de acción que estamos realizando en ese momento. Y el inconsciente, que está provocada por emociones y que no podemos controlar. Este, normalmente nos crea mucho malestar y perturbación.

El pensamiento es la actividad y creación de la mente. La mente va creando pensamientos en basa a las experiencias que tenemos o las emociones que sentimos. De las experiencias que tenemos, saldrá una interpretación de los hechos que estemos viviendo y de ahí se provocará una emoción u otra. Si la experiencia la estamos interpretando como positiva nuestras emociones serán positivas. Nos sentiremos contentos, en calma, felices. Pero, si nuestra interpretación de dicha experiencia no es agradable, se despertarán emociones de miedo, tristeza o enfado.
Cuando empezamos a sentir todas estas emociones, el pensamiento se dispara y empieza a sacar todo tipo de conclusiones. Estas conclusiones las intenta sacar para intentar anticipar posibles peligros, intentar que estemos alerta para pasar a la acción, intentar protegernos de algo.
¿Qué pasa cuando queremos controlar nuestros pensamientos automáticos y dejar de tenerlos?
Que aún aparecen más pensamientos, con más nivel de malestar y nos crean más perturbación.
¿Por qué pasa esto?
Porque el pensamiento es un mecanismo innato y de supervivencia, que si sólo pensáramos de manera consciente muchas cosas se nos escaparían a nuestra atención, no recordaríamos experiencias negativas pasadas o no encontraríamos algunas soluciones.
¿Qué podemos hacer?
Tenemos que aceptar que hay veces que pensamos cosas que incluso pensándolas nosotros nos sorprenden. Tenemos que aceptar que las emociones negativas existen y que no es malo sentirlas, es peor tenerles miedo. Al sentirnos mal debemos intentar encontrar el foco de malestar pero no intentar hacer que no pasa nada o negarnos a sentirnos mal.
El pensamiento es muy difícil de controlar una vez ya este descontrolado. Por lo tanto, si te encuentras en una situación de malestar, el pensamiento cada vez te provoca más malestar y más miedos, evitas hacer algunas acciones, busca ayuda profesional porque el problema sólo empeorará.