Mi hijo sólo come ciertos alimentos. ¿Qué puedo hacer?

Muchas madres en consulta me preguntan preocupadas que pueden hacer para introducirles más alimentos a sus hijos y que sus dietas sean más equilibradas. Realmente cada niño es un mundo y tendríamos que ver en consulta cuál es ese caso y que le iría bien en concreto pero os dejo una cuantas pautas que podéis aplicar si este es uno de vuestros problemas en casa.
• Establecer el hábito. Para crear un hábito de una conducta es recomendable aplicar estas tres reglas básicas: «hacerlo siempre de la misma manera, en el mismo lugar y a la misma hora».
• Respetar las etapas y los tiempos de cada niño. Los niños avanzan paso a paso, casi cada día, y el aprendizaje debe ir en consonancia con ese desarrollo progresivo individual.
• La duración de las comidas no deberían durar menos de 20 minutos ni más de 40. Si son muy rápidas no resultan buenas para la digestión y pueden alterar al niño por las prisas, y si se extienden demasiado puede que el niño esté intentando manipular la situación para llamar la atención de sus padres a través de la comida.
• Sin sistema de recompensas. Con la comida no es bueno utilizar el sistema de recompensas pero si no se consigue ningún cambio empezar por una economía de fichas. Una economía de fichas es realizar un gráfico con las conductas que se quieren incrementar o extinguir y diariamente ir poniendo gomets o pegatinas rojas, amarillas o verdes, según si el comportamiento es malo, regular o bueno. El niño también verá su progreso y si casi todos los gomets son verdes si acordará un premio con el niño. Los premios no deben ser materiales, si no hacer un plan familiar, comer en algún lugar especial, que el elija el menú un día, que él ayude a preparar la comida…
• No hay que querer que el niño coma siempre la misma cantidad, especialmente a partir del primer año. Hacer atractiva la comida, disimular texturas… es una buena manera de que al niño se le haga más apetecible algún alimento. Si en cambio, el problema es que come demasiado hay que averiguar si la causa de esa ingesta excesiva es otro problema tanto emocional o físico y poner medidas a ese problema.
• Enseñar con el ejemplo. Los niños aprenden mucho por imitación y los padres y familiares son un gran ejemplo para ellos.
• Trata de hacer de las comidas una experiencia positiva y agradable para todos los miembros de la familia. Una de las cosas más importantes es tratar de ocultar tu frustración. Felicita al niño cuando come muy bien, o prueba algo nuevo. Puede que tengas que pasar por alto algunas malas conductas alimentarias para centrar tu atención en el buen comportamiento. Evita que las discusiones o los temas violentos siempre se traten mientras se come o cena. Practicar mucho autocontrol cuando el niño empieza con rabietas o se niega a comer algunos alimentos.
• Disfraza la comida de manera que las verduras queden mezcladas en salsa de tomate y sírvelas con pasta, pica la carne y sírvela como hamburguesas, empana el pescado…
• Cocina con los niños. La participación en el proceso de planificación y preparación puede estimular el apetito e interés de un niño.
• Comer juntos. Comer con toda la familia, siempre que sea posible, puede hacer que tu hijo cambie su actitud. Quitar el foco de atención sobre la comida del niño y mantener una conversación familiar puede ser muy útil.
Si la problemática se alarga en el tiempo una ayuda de un profesional de la psicología o nutrición te puede resolver muchas dudas y ayudarte a resolver el problema.