Mitos erróneos sobre las personas que intentan suicidarse

Hoy es el día Mundial de la Prevención del Suicidio, las cifras sobre las personas que intentan o cometen un suicidio son muy alarmantes y todos deberíamos conocer un poco más sobre porque estás personas intentan hacerse daño y desmitificar muchos mitos que les rodean. En este artículo os mostramos frases que se oyen de manera cotidiana y la realidad para desmontar el mito
• El que se quiere matar no lo dice: de cada diez personas que se suicidan, nueve manifestaron sus propósitos y la otra dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida.
• El que lo dice no lo hace: esto conduce a minimizar las amenazas suicidas, que pueden considerarse erróneamente como chantajes, manipulaciones, alardes, etc. El que se suicida pudo expresar lo que ocurriría con palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta, aunque muchas veces no son percibidas este tipo de palabras, amenazas, etc.
• Todo el que se suicida es un enfermo mental: intenta crear la creencia de que el suicidio y la enfermedad mental son sinónimos. Los enfermos mentales se suicidan con mayor frecuencia que la población general, pero no hay que padecer un trastorno mental para hacerlo. En cambio de lo que no hay duda es que todo suicida es una persona que sufre.
• El suicidio se hereda: lleva a creer erróneamente que lo que está determinado por la herencia es imposible de modificar. Aunque el suicidio pueda tener influencia genética, existen una serie de factores protectores que es necesario potenciar (habilidades en resolución de problemas, tener confianza en uno mismo, integración social, etc.).
• Hablar sobre el suicidio con una persona que está en riesgo le puede incitar a que lo realice: infunde temor a la hora de abordar el tema del suicidio en quienes están en riesgo de cometerlo. Está demostrado que hablar del suicidio reduce el riesgo de realizarlo y puede ser la única posibilidad que ofrezca a esa persona para el análisis de sus propósitos autodestructivos.
• El suicida desea morir: pretende justificar la muerte por suicidio de quienes lo intentan o consuman. A menudo, el suicida está en una posición ambivalente, desea morir si su vida continúa de la misma manera y desea vivir si se produjeran pequeños cambios en ella pero no ve posible que estos cambios puedan llegar a hacerse realidad.
• El que intenta el suicidio es un cobarde: pretende evitar el suicidio al equipararlo con una cualidad negativa de la personalidad. Los que intentan suicidarse no son cobardes sólo son personas que sufren.
• El que intenta suicidarse es un valiente: intenta igualar el suicidio con una característica positiva de la personalidad, lo que entorpece su prevención al hacerlo sinónimo de un atributo imitable como es el valor. Los atributos personales como cobardía o valentía no se cuantifican o miden en función de las veces que alguien se intenta quitar la vida o la respeta.
• Solo los viejos se suicidan: pretende evadir el suicidio como causa de muerte en edades tempranas de la vida como son los niños y los adolescentes. Los ancianos realizan menos intentos autolíticos que los jóvenes, pero utilizan métodos más letales al intentarlo, lo que lleva a una mayor gravedad.
• Si se reta a un suicida este no lo intenta: intenta probar fuerzas con el sujeto en crisis suicida, al mismo tiempo que desconoce el peligro de su vulnerabilidad. Retar al suicida es un acto irresponsable, pues se está ante una persona vulnerable cuyos mecanismos de adaptación han fracasado, ya que predominan los deseos de autodestruirse.
• Los medios de comunicación no pueden contribuir a la prevención del suicidio Es una intención de continuar emitiendo noticias sensacionalistas, con el objetivo de vender sin tener en cuenta las consecuencias del mensaje emitido. Los medios de comunicación pueden convertirse en un valioso aliado en la prevención del suicidio si enfocan correctamente la noticia sobre el tema y tienen en cuenta las sugerencias de los expertos: publicar señales de alerta de una crisis suicida, dispositivos de salud mental a los que puede acudir, divulgar grupos de riesgo y medidas sencillas que permiten a la población saber qué hacer en caso de detectar a un sujeto con riesgo suicida.