Síndrome de alienación en divorcios conflictivos

El síndrome de alienación parental (SAP) surge cuando el divorcio ya se ha hecho efectivo y uno de los padres cuenta a su hijo o hijos todos sus sentimientos negativos y malas experiencias con su otro progenitor; con la única misión de que el niño absorba toda esta negatividad y la vuelque con su padre en forma de odio. Entonces, aparecen insultos, desplantes, agresiones y negatividad a realizar las visitas con este sin ninguna justificación aparente.
En niño bajo el síndrome de alienación parental desarrolla una negatividad a relacionarse con uno de sus progenitores y esto es un problema que requiere de intervención psicológica. El estudio psicológico de dicha negatividad permitirá averiguar si está presente dicho síndrome o no y averiguar el motivo de esta. Ningún menor debe crecer rechazando a uno de sus padres, por las graves consecuencias que de ello se derivarían. Bajo el síndrome el niño desarrolla una actitud negativa hacia uno de sus progenitores y se niega a mantener relación con él predispuesto por el otro progenitor. El niño tiene miedo a no ser querido y por ello desarrolla este síndrome. El niño percibe el odio con el que su madre o padre hablan del otro progenitor, aquí el niño desarrolla un gran miedo a no ser querido por el padre que cuenta todas las malas experiencias, y la forma de protegerse es alienarse con el padre custodio y negarse a visitar al no custodio. Ante lo cual reprime todos sus sentimientos hacia uno de ellos y presenta una imagen ante el otro progenitor con la que garantice su aprobación y así el niño recuperar la falsa sensación de que no va perder el amor por tener relación con el otro padre.
Estas son algunas de las estrategias que predisponen a este síndrome.
- Indisponer al niño con comentarios negativos o sarcásticos sobre el progenitor.
- Transmitir al niño información que pueda enturbiar la imagen del padre.
- Trasladar al niño la decisión de visitar.
- Hacer que el niño se sienta culpable por querer estar con el otro progenitor.
- Utilizar una vinculación fuerte con el hijo para debilitar la que tiene con el otro progenitor en vez de fortalecerla.
- Castigar emocionalmente cuando el niño expresa sentimientos positivos hacia el otro.
Este síndrome tiene efectos muy negativos para los niños y para la convivencia de la familia que lo ejerce:
- Problemas de ansiedad: respiración acelerada, enrojecimiento de la piel, sudoración, elevación del tono de voz, temblores y desbordamiento emocional…Estos son algunos de los síntomas que pueden manifestar los niños en las visitas del progenitor rechazado.
- Problemas en el sueño y en la alimentación: pesadillas, problemas para conciliar o mantener el sueño, vómitos, dolores estomacales…pueden ser un signo muy visible de la situación de malestar que viven y no saben afrontar ellos solos.
- Conductas agresivas como insultos, agresiones físicas, romper cosas…
- Conductas de evitación: se pueden apreciar en repentinos dolores que tienden a eliminar la visita del padre rechazado.
- Dependencia emocional: miedo a ser abandonado por el progenitor custodio, ya que saben y sienten que su amor está condicionado a su comportamiento con el otro progenitor. Tienen que odiar a uno para ser querido y aceptado por el otro.
- Dificultades en la expresión y comprensión de las emociones: tienden a expresar sus emociones centrándose en aspectos muy negativos. No desarrollan capacidad empática y mantienen una actitud rígida ante los distintos puntos de vista que ofrezca el progenitor rechazado.
- Dificultades en las visitas programadas en la custodia y posteriores litigios entre los padres.
Cuando un niño presenta algún signo del síndrome de alienación no se tienen que dejar de realizar las visitas al padre rechazado; este deberá estar unas visitas sin realizar reproches hacia el niño y mostrándole mucho apoyo. El otro progenitor deberá no continuar con los mensajes negativos. Si el niño presenta sintomatología es aconsejable visitar a un especialista.